martes, 26 de marzo de 2013

PAN CASERO Y TRENZA DE AJO




Cuando prometo algo lo cumplo.
Y la semana pasada juré que os iba a enseñar a hacer el pan casero tal cual lo hacía mi abuela, y la suya, y mis tías. Tierno, crujiente por fuera, esponjoso por dentro  con una textura y color incomparables.

Así que a no dar más vueltas, coger boli y folio, apuntar y poner las manos en la masa (nunca mejor dicho), que es súper fácil.

Ingredientes

.Harina de trigo. Medio kg. – y un poco más para unir y amasar-
.Levadura prensada. 50 grs. (se venden en los supermercados taquitos de 25 grs)
.Aceite de girasol (3 cucharadas gordas)
.Agua caliente
.Sal (1 cucharadita de té)
.Azúcar (1 cucharadita de té)
.Ajo. 3 dientes picaditos finos
.Semillas de girasol (optativas)
.Huevo batido 1

Para acompañar

.Jamón serrano (crudo)
.Jamón York (cocido)
.Quesos (de todo tipo, aún untables)
.Aceitunas
.Tomates
.Patés…

Preparación

Que el pan casero liviano y “rico-rico” es difícil de conseguir salvo que se tenga una buena máquina de amasar, es una leyenda urbana que estoy dispuesta a echar por tierra.

Sólo se necesita un poco de paciencia, no saltarse ningún paso  y ganas de trabajar. Nada más.

Comenzamos con la “masa madre” colocando en un bol (o ensaladera, da igual) los cubitos de levadura deshaciéndolos en agua tibia. En ese momento agregamos agua bien caliente ¡¡¡pero cuidando que al meter un dedo no lancemos un grito!!!!
Incorporamos 2 o 3 cucharadas de harina, la sal y el azúcar  (batiendo con un tenedor hasta que espese, si es necesario agregar más ¡se agrega!).

¿Veis que comienzan a formarse unas burbujitas por encima?
Pues es el momento de tapar con un paño, dejar reposar en un lugar tibio y esperar a que duplique su volumen.
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Ya se ha inflado lo suficiente ¿no?.
Es el momento de incorporar las 3 cucharadas gordas de aceite de girasol, el medio kilo de harina y empezar a revolver hasta lograr una masa elástica que se despegue del recipiente, sin miedo a agregarle más agua tibia para unir hasta conseguir el resultado deseado.

Hacemos un bollo, espolvoreamos con harina y volvemos a dejar levar (unos veinte minutos)

¿Estáis enfadados? ¿Indignados? ¿Amargados?. ¡Amasar es una solución económica y fenomenal para descargar tensiones!

Coge el bollo y empieza a estirar y amasar, doblar y volver a hacerlo unas quince o veinte veces – no te cortes ni un pelo, cuanto más lo hagas mucho mejor-.

Divide en 5 o 6 bollitos, espolvorea con harina y ¡vuelta a dejar levar otros 20 minutos!
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Precalienta el horno a 100 grados.
Ahora sí.
Como me encanta el pan de ajo os digo la forma de preparar una trenza que “huele que alimenta”.

Hay que incorporar a uno de los bollos los tres dientes de ajo bien triturados y darle unos cuantos revolcones sobre la mesa de madera (enharinada). Después: dividir en tres cilindros largos, alinearnos e intercalar una sobre otro juntando los bordes para que no se despeguen.

Para hacer una rosca, “confeccionamos” otro cilindro (más bien gordito) y colocamos en el centro, por ejemplo, una lata de atún o de guisantes vacía, aceitada y enharinada para que luego se pueda despegar sin problemas.

A la masa les puedes dar la forma que  quieras: alargada, redonda, circular, todo depende de tus ganas e imaginación.

Cuando las tengas, pinta con huevo batido y espolvorea con semillas de girasol (optativo),  coloca en una fuente  enmantecada y llévalas al horno (bandeja central calor abajo) a 200 grados.

Verás como comienzan a levar, levar y levar.
No abras el horno hasta pasados unos 25 minutos.
Cuando comiencen a tomar un color dorado, introduce un palillo en los panes.
Si salen secos y sin gota de miga ¡voilá!

Puedes presentarlos de mil formas diferentes.
Juntos, separados.
Con virutas de jamón.
Aceitunas
Quesos untables. Patés.
Rodajas de tomate fresco.

O sencillamente, llevarlos a la mesa para acompañar carnes, pescados, pollo o salsas ya que son especialmente sabrosos para no desperdiciar “na de na”.

Hasta la próxima…






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