Y
la semana pasada juré que os iba a
enseñar a hacer el pan casero tal cual lo hacía mi abuela, y la suya, y mis
tías. Tierno, crujiente por fuera, esponjoso por dentro con una textura y color incomparables.
Así
que a no dar más vueltas, coger boli y folio, apuntar y poner las manos en la
masa (nunca mejor dicho), que es súper fácil.
Ingredientes
.Harina de trigo. Medio kg. – y un poco
más para unir y amasar-
.Levadura prensada. 50 grs. (se venden
en los supermercados taquitos de 25
grs)
.Aceite de girasol (3 cucharadas gordas)
.Agua caliente
.Sal (1 cucharadita de té)
.Azúcar (1 cucharadita de té)
.Ajo. 3 dientes picaditos finos
.Semillas de girasol (optativas)
.Huevo batido 1
Para acompañar
.Jamón serrano (crudo)
.Jamón York (cocido)
.Quesos (de todo tipo, aún untables)
.Aceitunas
.Tomates
.Patés…
Preparación
Que
el pan casero liviano y “rico-rico” es difícil de conseguir salvo que se tenga
una buena máquina de amasar, es una leyenda urbana que estoy dispuesta a echar
por tierra.
Sólo
se necesita un poco de paciencia, no saltarse ningún paso y ganas de trabajar. Nada más.
Comenzamos
con la “masa madre” colocando en un
bol (o ensaladera, da igual) los cubitos de levadura deshaciéndolos en agua
tibia. En ese momento agregamos agua
bien caliente ¡¡¡pero cuidando que al meter un dedo no lancemos un grito!!!!
Incorporamos
2 o 3 cucharadas de harina, la sal y el
azúcar (batiendo con un tenedor hasta
que espese, si es necesario agregar más ¡se agrega!).
¿Veis
que comienzan a formarse unas burbujitas
por encima?
Pues es el momento de tapar con un paño,
dejar reposar en un lugar tibio y esperar a que duplique su volumen.
……………………………………………………………………………….
Ya
se ha inflado lo suficiente ¿no?.
Es
el momento de incorporar las 3
cucharadas gordas de aceite de girasol, el medio kilo de harina y empezar a
revolver hasta lograr una masa elástica que se despegue del recipiente, sin
miedo a agregarle más agua tibia para unir hasta conseguir el resultado
deseado.
Hacemos un bollo, espolvoreamos con
harina y volvemos a dejar levar (unos veinte minutos)
¿Estáis
enfadados? ¿Indignados? ¿Amargados?. ¡Amasar es una solución económica y
fenomenal para descargar tensiones!
Coge
el bollo y empieza a estirar y amasar, doblar y volver a hacerlo unas quince o
veinte veces – no te cortes ni un pelo, cuanto más lo hagas mucho mejor-.
Divide en 5 o 6 bollitos, espolvorea con
harina y ¡vuelta a dejar levar otros 20 minutos!
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Precalienta
el horno a 100 grados.
Ahora
sí.
Como
me encanta el pan de ajo os digo la
forma de preparar una trenza que “huele que alimenta”.
Hay
que incorporar a uno de los bollos los
tres dientes de ajo bien triturados y darle unos cuantos revolcones sobre la mesa de madera
(enharinada). Después: dividir en tres
cilindros largos, alinearnos e intercalar una sobre otro juntando los bordes
para que no se despeguen.
Para
hacer una rosca, “confeccionamos”
otro cilindro (más bien gordito) y colocamos en el centro, por ejemplo, una
lata de atún o de guisantes vacía, aceitada y enharinada para que luego se
pueda despegar sin problemas.
A
la masa les puedes dar la forma que
quieras: alargada, redonda, circular, todo depende de tus ganas e
imaginación.
Cuando
las tengas, pinta con huevo batido y espolvorea con semillas de girasol
(optativo), coloca en una fuente enmantecada y llévalas al horno (bandeja
central calor abajo) a 200
grados.
Verás
como comienzan a levar, levar y levar.
No abras el horno hasta pasados unos 25
minutos.
Cuando comiencen a tomar un color
dorado, introduce un palillo en los panes.
Si salen secos y sin gota de miga
¡voilá!
Puedes presentarlos de mil formas
diferentes.
Juntos, separados.
Con virutas de jamón.
Aceitunas
Quesos untables. Patés.
Rodajas de tomate fresco.
O sencillamente, llevarlos a la mesa
para acompañar carnes, pescados, pollo o salsas ya que son especialmente
sabrosos para no desperdiciar “na de na”.
Hasta
la próxima…
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