martes, 19 de marzo de 2013

POLLO A LA "CHILINDRINA"





Soy de las que cree fervientemente – tozudamente- que siempre que llovió paró, por eso esta semana, le doy un reverendo patadón a la negatividad y me zambullo en la cocina para explicaros una receta fantástica con la que seguramente vais a triunfar.
 Lo prometo.

¿Por qué Pollo a “la Chilindrina”?.
Los nostálgicos recordaréis que era la vecinita de “El Chavo”.
Cómplice de sus trastadas.
Le encantaba el pollo que preparaba su madre, con cebolla, pimientos, ajo…
Porque nos hizo pasar ratos inolvidables.
Porque nos hizo reir.
Y porque hoy, necesitamos más que nunca apelar al  humor, lo he bautizado con su nombre.

“¡Va por ti, amiga!”…

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Ingredientes para 4/6 personas

1 Pollo grande (2 kg) cortado en trozos pequeños
Cebolla, 1 grande
Ajo, 6 dientes picados finos
Pimiento verde 1, cortado en tiras finas
Patatas, 2 por persona
Sal y aceite
Pimentón dulce, 1 cucharadilla de té
Pimentón picante, 1 cucharadilla de té
Vino blanco (de cartón), 1 vaso grande
Agua, 1 pocillo (de los de café)
1 pastilla de caldo de verduras

Preparación

¡Ánimo amigas/os, que es super fácil!
Comenzamos por fritar de ambos lados los trozos de pollo hasta que estén bien doraditos.
¿Un truco?: es mejor hacerlo por tandas ya que resulta mucho más sencillo darles la vuelta.

Colocamos en una fuente y reservamos.
Vertemos en un bol el aceite para volver a usarlo en otra oportunidad.

Cortamos las patatas en bastones y las acomodamos sobre una fuente que llevaremos al horno (200 grados en la bandeja del centro y con calor abajo)

Volvemos a la cazuela y con el poquitín de aceite que quedó en el fondo, fritamos la cebolla, el ajo picado fino y el pimiento.

 Una vez que esté transparente, agregamos el pollo, echamos por encima las cucharillas de pimentón dulce y picante y removemos muy bien para que no se queme.

¿Ahora? Es el turno de desmenuzar (con los dedos) la pastilla de caldo de verduras, rociar con el vino blanco y el agua y darle vueltas con la cuchara de madera para que se integren todos los sabores.

Bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocinar unos cinco minutos (con la cazuela destapada) para que la salsa espese.

“¡Ya tá!”.
Emplatamos colocando los trozos de pollo, las patatas – a las que intercalamos trocitos de pimiento crudo para darle un toquecito de color- y espolvoreamos con perejil picado, acompañando con la salsa (aparte) para que cada uno se la sirva a su gusto.

Siempre que hago este plato, lo acompaño con pan casero ¡ideal para mojar y comer hasta la última miguita!

¿La receta del pan?
En la próxima entrega os la cuento…
¡Paciencia!...















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