domingo, 12 de enero de 2014

TORTILLA "ISABEL"



Estoy segura que en cuanto veáis la receta que  presentamos, vais a lanzar un resoplido como diciendo: “¿Tortilla?, ¡vaya invento, si todo el mundo la sabe hacer y siempre sale fantástica!”.

¡Error!. ¡Craso error!. ¿Podéis creer que hice una encuesta entre mis mejores amigas/os, y todos admiten que siempre hay un punto en el que fallan? “Demasiado cocida”. “Crudona”. “Pasada”, son algunos de los comentarios que  he escuchado.

Como sabéis tengo especial admiración por los platos que preparaban nuestras abuelas: siempre estaban en su punto, no tenían pega alguna y los devorábamos sin rechistar.

Por eso, aquí va la receta de la Tortilla “Isabel”, como la hacía la “abu” de mi marido- y por eso lleva su nombre- , alta, esponjosa, tierna, con el toque exacto de sal y un sabor ¡incomparable!.

¿Listas/os?. Seguidme a la cocina que más rápido que ligero os cuento como la vamos a preparar.
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Ingredientes (para 4 personas)
. Patatas medianas, 8
.Cebollas medianas, 2
.Huevos, 6
.Leche, 1 cucharada sopera
.Sal, 2 cucharillas de las de café
.Pimienta negra molida (a gusto)
.Aceite de girasol (para freír)
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Preparación
Pelar y cortar las 8 patatas en rodajas muy finas y esparcir en un colador grande, echándoles agua fría por encima hasta quitarles todo el almidón. Dejar escurrir  sobre un paño,  colocar otro por encima secando bien  dejando reposar apenas unos minutos.

¿Ya tenemos las 2 cebollas medianas desnudas y picadas?. ¡Genial!. Es el momento de batir como posesas los 6 huevos, a los que agregamos una cucharada (sopera) de leche para aligerar la mezcla. Cuando hayan hecho espuma – por aquí y por allá- estarán listos.

Regamos una sartén grande con 2 cucharadas de aceite y fritamos las patatas y las cebollas, dándoles vuelta para que se cocinen requetebién, rociándolas con la sal para que se hagan más rápido y los sabores se entre mezclen.

Una vez listas, agregamos los huevos batidos,  bajamos ligeramente el fuego y con un tenedor de madera vamos abriendo agujeritos para que la parte de abajo se cocine de forma uniforme (y no quede líquido “a la vista”).

Con mucho cuidado, sobre la pila (pileta) de la cocina, damos la vuelta con ayuda de una tapa ¡¡¡¡a no quemarse y mantener el equilibrio que pesa ¿eh?!- volvemos a colocar sobre la hornalla y echamos mano nuevamente del tenedor (de madera) haciendo orificios para evitar que quede cruda.
Otra vez a tapar, desmoldar y ¡voilá!
¿Un detalle? ¡Antes de servir,  moler por encima la pimienta negra, que le dará un sabor “súper especial”, prácticamente idéntico al que conseguía la abuela “Isabel”.

Ya me contaréis. Pero de momento ¡a disfrutar!...






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